martes, 17 de julio de 2007

ELEODORO MARENCO
















Hace ya unos meses tuve conocimiento de una frase con la que un admirador definió a mi abuelo Eleodoro: ”Eleodoro Marenco es mucho más que un pintor, es un forjador de conciencias”…
Desde la muerte de mi abuelo se produce un fenómeno que no deja de sorprenderme: encuentro a cada paso gente que, sin haberlo conocido personalmente, lo admira, lo respeta y lo quiere profundamente. Como todos sabemos “no se puede querer lo que no se conoce”, pero mi abuelo -sin duda- a través de su obra pudo hacerse conocer, porque trascendió lo puramente pictórico para convertirse en un verdadero referente y ejemplo para muchos argentinos de bien, que quieren a su Patria y que hoy lo recuerdan con tanto cariño.
Su obra, además de ser un documento y fuente de consulta obligada para todos los que buscan la rigurosidad en el tema histórico tradicional, es un verdadero patrimonio cultural, a la vez que nos recuerda valores hoy casi olvidados, transmitiendo el verdadero espíritu del gaucho: su valor, su hidalguía, su sacrificio, su fe…pero también sus errores, aquéllos que tuvo como hombre que fue. ”Al gaucho no hay que sobredimensionarlo, pero tampoco hay que olvidarlo…” ( las textuales palabras de mi abuelo lo dicen todo).
Como dijo otro gran admirador, que no lo conoció tampoco personalmente, ”…Marenco le pintó el alma al gaucho”. Esa alma que uno siente al ver cada figura que mi abuelo estampó en sus trazos, es su alma misma, que hoy está presente en ellos, sus personajes. Ellos, hoy, nos ayudan a ser mejores argentinos.




“Te dejo todos mis hombres y mi caballada…” le dijo, antes de morir, a mi hermano Francisco, dejándole en sus manos un legado que hoy, Pancho, lleva adelante con gran respeto y orgullo.

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