viernes, 9 de noviembre de 2007

10 de Noviembre - Día de la Tradición -


JOSÉ HERNANDEZ
10 nov 1834-21 oct 1886



El cimiento de la argentinidad es el mismo cimiento del humilde rancho construido de paja y barro, hoy han cambiado los tiempos y las paredes, pero esos cimientos jamás!
Ese cimiento es la tradición.
(Pedro Inchauspe)



martes, 23 de octubre de 2007

jueves, 18 de octubre de 2007

"DE LOS ÚLTIMOS GUITARREROS"








“EL PAYO”
RICARDO APARICIO SILVA


Un caluroso sábado 24 de diciembre de 1932, vísperas de Noche Buena, llega a este mundo, en el Hospital Pirovano de Capital Federal, Ricardo Aparicio Silva, el “Payo”. Nació en Buenos Aires, pero se convertiría en el más cuyano de los porteños.
Hijo de padres uruguayos, a los 8 años de vida se traslada, junto su familia, a San Fernando y luego al Rincón de Milberg, donde trabajaba junto a su padre y hermanos en un campo arrendado en los pajonales del Tigre, haciendo sus primeros acordes en los masos recién cortados por sus propias manos.
Su padre les enseñaba los temas de Don Hilario Cuadros que el Payo interpretaba junto a su hermano "Coco" (Ismael Ademar), su hermano mayor-en la foto abajo- Raúl (que falleció muy joven) cantaba a dúo en el Uruguay con Félix Blanco – compositor de “Nochecitas de San Juan”quien fuera primera voz de los “Trovadores de Cuyo”- ellos formaron "Los Huarpes".












Con apenas 15 años y demostrando ya una gran habilidad, acompañaba al cantor y guitarrero Luís Granyar, quien interpretaba los temas del cancionero cuyano.
También tomó clases de guitarra, por unos años, con el profesor Teodoro Pelayo, de la localidad de Victoria (partido de San Fernando). Con él, acompañaría a su primer dúo, Carranza – Navarro, en audiciones de Radio “El Mundo”, en el viejo edificio de Maipú 555 de la Capital.

Más tarde conocería a los Santafecinos Cevallos, quienes tenían un conjunto de música cuyana. Lino, uno de los hermanos, también formaría parte de “Los Trovadores de Cuyo”; él y Casiano – otro de los Cevallos- le pedirían permiso al padre del “Payo” para que su hijo pudiera vivir con ellos en su casa de la calle Arroyo 1054 en la Capital Federal y así trabajar junto a ellos en tareas de pintura que desempeñaban y, en los tiempos libres, poder tocar la guitarra. Así nació su primer conjunto de guitarras cuyanas: “Los Troveros de Tahuantinsuyo”. (La palabra Tahuantinsuyo proviene de un nombre compuesto por dos vocablos quechuas: Tawa, que significa cuatro, y Suyo, que quiere decir Estado).

Por esos años, el joven Ricardo cumpliría unos de sus primeros sueños: conocer a Hilario Cuadros, teniendo la posibilidad de poder “entreverase” entre los “Trovadores de Cuyo”, con menos de 18 años.

Al poco tiempo, le toca realizar el servicio militar y, al terminar su servicio a la Patria, se casa con su novia catamarqueña Sofía Leonor Perea, oriunda de “Las Estancias” (Catamarca). Con ella tendría 6 hijos: Luís Santiago, Gladys Fátima, Olga Beatriz, Marcelo, Raúl y Oscar.

El gran amor por la música cuyana lo impulsó a ingresar -siendo muy joven aún- a la vieja Asociación Cuyana, donde se reunía con Cuadros, Arancibia Laborda, Eusebio Zárate e Ismael Moreno (gran amigo de Cuadros).
También conoció al dúo de sanjuaninos Aguilera – Guerra, a quienes acompañaría en una gira por San Juan, que duró cuatro meses. El conjunto estaba formado por el dúo Aguilera-Guerra, Silva en la 1º guitarra, Héctor Casas en la 2º guitarra y Ramón Rodríguez en ritmo.
Asimismo conoció a Marta de los Ríos, a quien acompañaría en San Juan, actuando en el Casino y en la Radio Sanjuanina por varios meses.

Luego viaja a Catamarca y, en San Fernando del Valle, busca trabajo. Elías Morco – director de la radio LV 7- lo convoca para que, junto a Ramón Antonio López, sean los guitarristas estables de la radio. Allí conoce a Manuel Acosta Villafañe y a Ramiro Espo Saavedra (glocista de Villafañe). Después de la muerte de Acosta Villafañe, junto con Ramón López y Ramiro Espo Saavedra formarían el conjunto “Manuel Acosta Villafañe” en honor al gran autor y amigo. Además, conocería a una joven e ignota Mercedes Sosa, a quién acompañaría en sus primeros pasos.

La incansable personalidad del “Payo”, impulsada por su juventud y sus ansias por buscar nuevos horizontes, lo llevan a San Juan, donde la familia Castro Vaca lo alojaría por unos meses. Ellos, durante un asado entre amigos, le presentarían a “Pipino” Oro (hijo de Raúl Oro), “Pepe” Rico, “Coco” Giménez y “Rolo Sánchez”. Con ellos formaría un conjunto. También conocería a Francisco “Paco” Tormo (hermano de Antonio), quien tenía un negocio de ramos generales en la ciudad y junto a él forma la Academia de Guitarra de San Juan, siendo el “Payo” su director y así, se establece definitivamente en esa ciudad, pudiendo llevar con él a toda su familia.
Por esos años conoce al que sería uno de sus grandes amigos: Ernesto Villavicencio, quien era conocido como guitarrista y no, aún, como compositor. Con Villavicencio, Manrique, Barrera y Herrera acompañarían a Fernando Ríos Palacios, gran cantante de tango de la época. También tendría la oportunidad de acompañar años mas tarde en Buenos Aires -junto a Villavicencio- a Adolfo Verón.
Cabe destacar que Villavicencio, fue luego guitarrista de Edmundo Rivero, con quien el “Payo” pudo compartir gratos momentos, y junto a el también acompaño a Roberto Goyeneche.

Después de muchos años, volvería a su vieja ciudad de Buenos Aires, con una basta experiencia y un nombre ganado. Toda su familia se traslada, junto a él, a la capital porteña. Allí, formaría un conjunto de guitarras junto a Zabala, Bianchi y Pereyra.
También comienza acompañar a Antonio Tormo, con el que estaría por más de veinte años.

Silas Manrique, Silva (segundo desde la izquierda), Domingo Herrera, junto a Antonio Tormo y a Gregorio Bustos (1º voz Tropilla de Huachi Pampa).

En sus horas libres acompañaba principalmente a Carlos Vega Pereda también a Oscar del Cerro, grabó con los “Quilla Huasi” y cuatro LP con “Las Voces del Plumerillo” formando parte de este conjunto por dos años.
















“Las Voces del Plumerillo” Silva (2º Guitarra), Beltrán 1º voz, Santos Rodríguez 2º voz y Lino Cevallos (1º guitarra)

En uno de sus viajes a Mendoza -junto a Vega Pereda- conoce a Santiago Vertiz, a “Tito” Francia, al “Gallego” Beltrán y a otro de sus grandes amigos (y, luego, compadre): Félix Dardo Palorma.

Durante ese tiempo -y siendo aún muy pequeño su sexto hijo-, fallece su esposa.

Años mas tarde, contraería matrimonio en segundas nupcias con la que es su actual compañera, la sanjuanina Mirtha Isabel Gareca. Con ella tendría dos hijos: Isabel Cristina (ahijada de Palorma) y Ricardo Alberto, e ingresa a trabajar a la Fuerza Aérea Argentina -como personal civil- (pudiéndose jubilar hace pocos años).

Junto a los consagrados Alfredo Alfonso y José Zabala preparan una gran gira por Colombia (que luego no podría concretarse). Este conjunto -que se llamaría “CUYO DE AMERICA”- estaba formado por el dúo Canciello - Quiroga (1º y 2º voz de los “Cantares de la Cañadita”), Alfonso en 1º guitarra, Zabala en 2º guitarra y Silva en octavada guitarra.
Por esos años, el “Payo” y su familia vivían en la calle Ramón Falcón 2750, donde se encontraba la peña “El Pial”. Allí ensayaban casi diariamente con el conjunto y en uno de esos ensayos, Alfonso se descompensaría, muriendo en los brazos de Silva minutos después.
Luego de recuperarse del cimbronazo producido por la muerte del gran Alfonso, vuelven a formar el conjunto con Zabala en 1º guitarra, Silva en 2º guitarra, Carlos Soria haciendo la octavada y el dúo Canciello- Quiroga.

Silva seguiría acompañando principalmente a Tormo y a Vega Pereda, teniendo que dejar al primero, ya que su trabajo en la Fuerza Aérea no le permitía poder viajar en las sucesivas giras. Después de más de veinte años de acompañarlo, Silva le presenta “Los Sanjuaninos hermanos Tejada” a Tormo para que lo siguieran acompañando.

Los años del “Payo” transcurrieron, luego, entre su trabajo y el acompañamiento a diferentes cantantes que necesitaban de una guitarra justa y auténtica: Oscar del Cerro, Rodolfo Vera y Héctor del Valle, entre otros.

Luego, formó su conjunto “Las guitarras cuyanas de Zabalita” -en homenaje a José Zabala-, junto a Víctor Moreno -2º guitarra- y “El Zurdo” Chavero –guitarrón- (sobrino de Yupanqui), grabando en varias oportunidades.
Junto a ellos acompañaría al gran dúo Barbeito y Balaguer, con quienes grabarían entre otras cosas, un trabajo discográfico dedicado a San Luís, también a varios interpretes como Enrique Espinosa.

Tuvo la oportunidad de tocar en fogones criollos y en grandes festivales, de acompañar a grandes cantores algunos conocidos otros no, de provocar que un paisano anónimo se emocione con una tonada o que Nelson Mandella lo felicite y le estreche la mano en un concierto para Presidentes.

Desde hace mas de quince años, “El Payo” es el compañero inseparable de Juan José “Choche” Márquez Urquiza en “Carita Morena”.

Con las “Las guitarras cuyanas de Zabalita”, grabaron un trabajo discográfico incorporando a Carlos Suárez que pasó a reemplazara al “Zurdo “Chavero,-enfermo- agregándole algunos temas cantados por el mismo Suárez, este, sería reemplazado luego por Carlos Barrera con quien se presentaron en diferentes teatros de Buenos Aires y la Capital Federal.


















“Choche” y Pato Márquez Urquiza, Morenito, “El Payo” y “El Zurdo Chavero”


Asimismo, actualmente acompaña, junto a Víctor Moreno y a José Peluffo –quien reemplaza al fallecido “Zurdo”- a Armando Otero, con el que realizaron un disco compacto y están grabando el segundo.

También junto a Moreno y Peluffo, hoy en día acompaña al dúo Giunchetti –Madero, con quienes está grabando un trabajo dedicado a los grandes compositores cuyanos.

El Payo Silva, con sus jóvenes 74 años siga la huella firme que dejaron los grandes, el los conoció a casi todos, compartió junto a ellos infinidad de momentos que hoy recuerda con inmenso cariño, generoso los comparte y nos enseña todo ese mundo a veces olvidado, con gran sabiduría. Difícil se separa de su guitarra que lleva como un estandarte de tradición, sin duda, él es la tradición por ser…de los últimos guitarreros.



INGRESAR - PRENDER PARLANTES

http://es.youtube.com/watch?v=cAZMrjwBvKs

miércoles, 3 de octubre de 2007

LA MANKA FIESTA







Francisco Madero Marenco, pintor costumbrista, Nieto del gran artista Eleodoro Marenco, que le transmitió los secretos del universo criollo en el color, la acuarela de una guitarra, la témpera de una tapera, el poniente rural en carbonilla, el caballo salvaje trazado en lápiz.
La tradición cabe en el lienzo, cuando son ojos como los de Madero Marenco, los que mejoran los paisajes de la memoria, trazo a trazo, color a color, retrato a retrato.El pintor, traza una ventana, para que desde ese color, podamos ver la vida. Francisco Madero Marenco, inmortaliza escenas simples, como la de un gaucho arreglando un alambre de púa, custodiado por un cielo gris, y un caballo tan oscuro como la tormenta, que el verbo de su pincel, anuncia en el horizonteGauchos, caballos, escenas de tareas rurales. Como la imponente paleteada, donde el ternero es apretado entre dos caballos a todo galope en un paisaje jalonado por cardos y matas de paja brava. Madero Marenco: Témpera de primavera, óleo de esperanza, matices de la aurora humana, en su arte la Pampa vuelve a concebir sus amarillos.




CONDUCCIÓN: ROBERTO GÓMEZ RAGOZZA Y MARÍA FERNANDA HERASOPERACIÓN TÉCNICA : GLORIA SARMIENTOPRODUCCIÓN GENERAL E INVESTIGACIÓN: FABIANA ÁLVAREZTEXTO Y GUIÓN: PEDRO PATZERIDEA: COORDINACIÓN RADIO NACIONAL FOLKLÓRICA

lunes, 24 de septiembre de 2007

EXPOSICIÓN FRANCISCO MADERO MARENCO

JUEVES 20 DE SEPTIEMBRE 20.30 HS



lunes, 17 de septiembre de 2007

Francisco Madero Marenco en Arandú

Inauguración: Jueves 20 de Septiembre, 19.00 hs




Buenos Aires, septiembre de 2007

Arandú Atalajes presenta un conjunto de obras pictóricas de Francisco Madero Marenco. Pancho tiene 27 años, vive y sueña en el campo de su familia en Gral. Lavalle, donde la tradición recobra vigencia a partir de su pasión por el campo y su gente, una pasión que creció al impulso de su abuelo -el gran Eleodoro Marenco- uno de los más importantes artistas costumbristas de nuestra historia.

Horario: Lunes a Viernes de 10 a 20. 30 hs
Sábados de 10 a 13 hs

Talcahuano 949 – Buenos Aires- Tel:4816.1821

http://www.tal-arandu.com/
fmaderomarenco@argentina.com








jueves, 6 de septiembre de 2007

San Martín


Cartas de lectores
San Martín.

Jueves 6 de septiembre de 2007 Publicado en la Edición impresa


Señor Director:


"Coincido plenamente con la carta de señor Horacio M. Doval, del 22/8. "No hubo actos por el 157° aniversario del fallecimiento del general San Martín y si los hubo (como los del Regimiento de Granaderos o del Instituto Sanmartiniano), la gente en su conjunto no se enteró, ni participó, lo cual es peor por la falta de difusión y respeto a una fecha tan importante. "Faltó un acto oficial por el nulo interés de nuestros gobernantes y de los medios que, en su mayoría, le son funcionales. Pero el general San Martín estuvo presente en miles de pequeños actos en colegios de todo el país, escuelitas rurales, asociaciones o, simplemente, en muchísimas casas de familias que lo recordaron con el respeto y cariño que el país, en su conjunto, le tiene al prócer. "Nos podrán privar de los homenajes que alguna vez existieron, de actos o desfiles que llenaban las calles y el corazón de los argentinos, mas no podrán quitarnos nunca el amor que este pueblo siente por el «Padre de la Patria»."

Guillermo Madero Marenco

jueves, 23 de agosto de 2007

Argentino del Valle Larrabure a 32 años del asesinato



"Recordar a Larrabure siempre es una manera de no olvidar nunca lo que no debe ser olvidado".


"Mi palabra es breve, sencilla y humilde; se trata de perdón y que mi invocación alcance con su perdón a quienes están sumidos en las sombras de ideas exóticas, foráneas, que alientan la destrucción para construir un “mundo feliz” sobre las ruinas".

Argentino del Valle Larrabure


ESTREMECEDOR DOCUMENTO DEL MARTIRIO DE LARRABURE
ESTO ESCRIBIO UN HOMBRE QUE ESPERO LA MUERTE 372 DIAS



Sólo frente a la muerte, sin esperanzas, Argentino del Valle Larrabure, escribió durante su cautiverio lo que le dictaban el dolor, la nostalgia y el recuerdo de sus seres queridos. Este es su diario. Un documento que no se puede leer sin lágrimas.

“A Dios, que con tu sabiduría omnipotente has determinado este derrotero de calvario, a tí invoco permanentemente para que me des fuerzas.A mi muy amada esposa, para que sobrepongas tu abatido espíritu por la fe en Dios.A mis hijos, para que sepan perdonar.Al Ejército Argentino, para que fiel a su tradición mantenga enhiesto y orgulloso los colores patrios.Al pueblo argentino, dirigentes y dirigidos, para que la sangre inútilmentederramada los conmueva a la reflexión para dilucidar y determinar con claridad que somos hombres capaces de modelar nuestro destino, sin amparo de ideas y formas de vida foráneas totalmente ajenas a la formación del hombre argentino.A mi tierra argentina, ubérrima y acogedora, escenario infausto de luchas fratricidas…, para que cobije mi cuerpo y me dé paz.Mi intención no es el insulto ni formular personalismos. Más bien me impulsa a escribir este cautiverio que me sume en las sombras pero que me inundó de luz. Mi palabra es breve, sencilla y humilde; se trata de perdón y que mi invocación alcance con su perdón a quienes están sumidos en las sombras de ideas exóticas, foráneas, que alientan la destrucción para construir un “mundo feliz” sobre las ruinas.Mis enemigos son medrosos y pusilánimes ante iguales y superiores. Impulsivos, cortantes y autoritarios ante inferiores, débiles, cautivos y desarmados. Valientes en las sombras, en la sorpresa, en la espalda o en el insidioso dardo arrojado por detrás a su oponente. En el cautiverio se corta abruptamente la relación con un medio, formado por la integración de familia, trabajo y amigos. Se cae a una celda estrecha, húmeda. Un escondrijo de ratas donde los carceleros encapuchados juegan una suerte de duendes o de brujas.Soledad de voces y ausencia total de facciones vivas. La cara es reflejo del alma y los mentados “carceleros del pueblo” son capuchas móviles, insensibles, endurecidos por resentimientos de profundas raíces. Son carceleros sin alma.

SORPRESA Y SECUESTRO
El asalto embozado y sorpresivo constituye siempre el peldaño para secuestrar una persona que por la investidura de un cargo, por la posibilidad de servir de rehén canjeable o para negociar el cambio por millonarias sumas, se transforma en un ave apetecida de quienes no siendo delincuentes comunes se vuelven mercaderes del dolo. Del dolo para muchos no punibles, porque son ellos los secuestradores integrantes de pseudo ejército que lucha por reivindicaciones populares. Son “luchadores anónimos contra las injusticias populares”. No puedo imaginar qué ventura de hálito bondadoso y sutil acaricia su accionar delictivo, qué hace que su carroña se transforme en doradas mieses.En esta tierra de gallegos y tanos, donde el ser hijo o descendiente de inmigrantes es lo común, quién puede cantar loas de discriminación racial, nadie. Sin embargo los hijos legítimos de la tierra, los aborígenes, desaparecen víctimas de endemias y desposeídos porque sólo aventan sus dolores los integrantes de congregaciones religiosas que concretan en diversos rincones del país obras silenciosas pero de profundo contenido humano. Los poseídos de las inquietudes marxistas-leninistas ignoran al aborigen porque el indio con su fuerza telúrica vive en confines donde ellos no llegan. A veces llegan como en 1968: un tercer mundista, el ex sacerdote Ferrari, y un grupo de ambos sexos llegaron a un lejano poblado de Formosa. Agitaron ideas, reconvinieron la “injusticia burguesa” que los tenía postrados en el olvido y la miseria, obsequiaron víveres y antes de los quince días regresaron a sus posiciones “burguesas” en Rosario. Pregunto: ¿no hubiera sido conveniente cumplir con el milenario refrán “NO LES DES PESCADO, ENSEÑALES A PESCAR”?.Estos poseídos de transformaciones revolucionarias tras la sombra y la traición asaltaron la Fábrica Militar, donde en mi carácter de ingeniero militar me desempeñaba como subdirector. Eso fue una noche del 11 de agosto de 1974. Fue durante la realización, en las instalaciones del casino de oficiales de la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos “Villa María”, de un acto “burgués” consistente en una reunión social.Sorpresivamente atacado fui tomado como rehén por un grupo subversivo.

LAS HORAS INICIALES DE MI CAUTIVERIO
Estar cautivo de estos revolucionarios antiimperialistas, que arroban sus ideas en los “sobacos” del imperialismo ruso, chino, francés o del imperialismo que nace de la satisfacción de placeres fáciles, del sabor del poder asequible sin espera, del dinero, diciendo ser antiburgués cuando huelen a burgués desde cuando se amamantaban de los pechos de sus madres.Estar cautivo de estos “próceres” es como estar atrapado en una telaraña, donde sustraído del medio nos vemos impotentes para liberarnos pero mantenemos la esperanza de una muerte.Una “cárcel del pueblo” la titulan. Lo del pueblo está demás, por cuanto se gobierna por sus legítimos representantes. ¿Qué representan quienes se arroban el derecho de hacer purgar culpas con carceleros con capucha?.Es necesario preguntar qué se proponen los siniestros cultores de estas cárceles, que medran con la violencia para lograr dinero, para financiar sus aparatosos y burocráticos sistemas de “delincuencia” revolucionaria. Burócratas carceleros con capucha.

MOVILES DEL ACCIONAR SUBVERSIVO
La subversión en su estrategia y en su táctica busca crear el caos nacional. En la estrategia están los revolucionarios burgueses, con coches, mujeres, departamentos, buenas “pilchas” y cuentas en el extranjero.Su escenario es multinacional, hablan de “revolución de América latina” y sus representantes se reúnen en Praga, para recibir instrucciones de un “buen señor maestro en revoluciones”,que como es de suponer no se llama García, Fernández, Pérez o algún otro patronímico de origen español, itálico, común a nuestra vena, que nació con la corriente arrolladora de la inmigración. Venerados revolucionarios como nuestro máximo representante del partido comunista, el señor Victorio Codovilla, que murió en Moscú, donde fue enterrado. Pregonan que el poder sólo será conquistado por la lucha. Y la lucha, por las características de sus organizaciones será larga, insidiosa, sucia.

ME LLEVAN A UNA CELDA
Privado de mi libertad me encontré en un refugio húmedo, sin luz natural, lejos de ruidos y celosamente custodiado por encapuchados cuyos cambios de guardia constataba por el calzado que usan o por las manos. Manos en general jóvenes, con pieles tersas, clásica de la potencialidad física propia de la juventud, ávida por vivir, por aprender, por su esperanza en el futuro, por su intolerancia con la espera. Estos son mis carceleros, mis jóvenes encapuchados que resignan con su agresiva actitud la milenaria disposición que caracteriza a la juventud por su ternura, por su amor.Omití referirme al traslado que de mí hicieron mis “benévolos captores”. Inyectarme un alucinógeno y cuando horas más tarde desperté me encontré en otro abyecto canil. Me desperté aturdido, tendido en un camastro, mi cabeza llena de zumbidos, mis ojos pesados, sin poder entreabrirlos. La luz de un tubo fluorescente hería mi retina. El techo, de unos dos metros de altura, mostraba su superficie de ladrillos huecos premoldeados. Mi “espaciosa” celda es un cuadrilátero de 2,20 de largo por 2 de alto y 1 aproximadamente de ancho. Aprecio que mi celda es una excavación porque carece de ventanas y una de las paredes laterales está burdamente revocada a cemento. El frente es de idéntica composición. El contrafrente es una pared de ladrillos huecos y una reja de aproximadamente 40 por 60 y el costado una divisoria de madera compactada. Una puerta de igual material da a un pasillo, donde existe otra lúgubre y húmeda celda.Esa puerta de mi canil se cierra desde el pasillo. Este, a su vez está cerrado por una puerta de hierro, de las comunes puertas de calle, que da a un estrecho pasaje que lleva a una escalera de madera. La escalera tiene ocho peldaños y es sumamente empinada. Desemboca en un placard, cuyo piso de quita y pon cubre el acceso y dificulta cualquier control somero. Dos tubos de plástico negro de unos dos centímetros de diámetro conectan con el exterior y permiten la aireación mediante un extractor eléctrico cuyo funcionamiento depende de mis captores. Yo padezco la terrible desventura de pensar que puede dejar de funcionar y aumenta mi congoja de sentirme ahogado en este nicho donde el aire húmedo y enrarecido aumenta el asma que quebranta mi fuerza física.¡Oh, Dios, no me castigues muriendo ahogado, asfixiado, desesperado...!

CUANDO NO HAY DIAS NI NOCHES
Estoy confundido y quiero ordenar mis ideas. No sé de noches ni de días. Las horas no están marcadas por reloj. Me son dichas por mis “piadosos” carceleros encapuchados y por Radio Rivadavia, que ellos sintonizan y me hacen escuchar mientras me vigilan. Aquí, en este maldito subterráneo, en esta odiosa ratonera, los hombres me privan de percibir el día por el sol, por la luz, por el volar de los pájaros, por el cielo diáfano y celeste que nos llena de esperanza; de la noche, por la oscuridad, por la luna, por el titilar de las estrellas que nos hablan el lenguaje de lejanas galaxias.El tiempo, en su inexorable derrotero, transcurre suave y feliz precisamente cuando oscuras nubes no ensombrecen nuestras vidas. Pero hoy, prisionero, sin entender la razón de mi cautiverio, el tiempo sólo sirve para dimensionar un tiempo transcurrido y un futuro cada vez más cerca de mi muerte o de mi liberación…¡Oh Dios! ¿Podré un día encandilar mis ojos con la luz del sol y palpitar mi corazón agitadamente junto a mi amada esposa, hijos y demás queridos? Me han dado un lápiz y borradores y ya he confeccionado mi propio calendario.Mis carceleros me han brindado entrevistas para hablarme de política. Por supuesto, de política revolucionaria empapada de Mao Tse Tung, Regis Debray, Giap, Ho Chi Minh, Guevara y demás. Les he expresado que mi formación es eminentemente técnica y no siento vocación y prácticamente me fastidia la política. Para prepararme me han entregado la bibliografía correspondiente y persisto en mi obstinación de mi poco apego a tales estudios e insisto en que deseo libros de matemáticas, física o química. Afortunadamente me hacen llegar libros de matemáticas y el estudio pone su aporte de terapia laboral a mi largo cautiverio.Este vivir sin querer vivir, este transcurrir del tiempo sin ser dueño de él me hace volcar a diario a profundas meditaciones. Ellas me reencuentran con Dios, en quien deposito mi esperanza, de quien guardo infinita fe y me someto sumiso al destino que me dé y al recuerdo permanente de mis seres queridos, que vivirán una pesada cadena de dolor por esta separación e incertidumbre de mi destino.

EL RECUERDO DE UN LIBRO
Las marañas en este largo tiempo que dispongo traen a mi memoria un libro que leí hace más de 20 años. Se trata del libro titulado,”Mis prisiones”, de Silvio Pellico. En él, el autor compone una autobiografía en que cuenta su prisión por causas políticas, allá por el año 1820. Estaba segregado en una celda pero disponía de carceleros sin capuchas, que ya en el primer día se ofrecen a comprarle vino y se horrorizan al saber que Pellico no bebe, por cuanto entonces, según ellos, se le hará insoportable la soledad de la prisión. Son carceleros que en sus caras, en sus mejillas, traducen alguna consideración por los que sufren.Pero el autor de Mis prisiones relata que en la soledad y el silencio de su celda se reconforta con su devoción a Dios y el recuerdo de los seres queridos que añora. Muy pronto, una Biblia le permitirá deambular en profundas meditaciones y muy pronto también se acerca a las rejas de su celda un niño, hijo de ladrones, que vive y crece al amparo de la cárcel donde su padre purga una pena. Pellico le arroja un pan, y advierte que el niño es sordomudo. El pequeño agradece con cariñosos gestos y así a diario se entabla una mutua comunicación por señas y muestras de gratitud del niño, que arrastra sus signo de desgracia en su sordera, en su mudez y el origen envilecido de un padre ruin.La falta de distancia, la visión del día y de la noche, la mirada de piedad y consolación, la comunicación interior y exterior, la mirada a cara descubierta de los carceleros, el cruce de miradas amigas de otros presos con igual destino, con un médico viejo pero de amplio sentido humano, que brinda la autobiografía de Silvio Pellico, es un sustento que falta en esta “moderna y justiciera cárcel del pueblo”.

NO ES UN MEDICO: ES UN VERDUGO
Muy pronto, y como consecuencia de la estación primaveral que finaliza la temperatura va aumentando. Llegan las horas en que el aire se va enrareciendo. Hay en mi “canil” un gran porcentaje de humedad, y mi crónica afección asmática se ve recrudecida. Son solícitos en prodigarme asistencia médica. Un galeno con capucha viene, me ausculta y realiza una prolija revisación, le indico con sumo detalle otras dolencias físicas que me atormentan en el cautiverio: constantes dolores de cabeza, ardor estomacal producto de frecuente acidez, continuos deseos de orinar y un insomnio cruel que lacera mis quebrantados nervios. No veo la cara del médico, sus ,manos son de un hombre joven, de voz pausada y suave. Su examen, su presencia, constituyen una comunicación con el mundo exterior que llena mi espíritu de esperanzas, quizás inútiles, pero son peldaños de ilusiones, por cuanto un médico, un discípulo de galeno, un hombre que juró por Hipócrates, es un hombre con una formación, con una concepción humana que lo hace respetar al hombre, amarlo, cuidarlo, mejorarlo y aún ayudarlo a morir con esperanzas.Esta concepción es una expresión acunada en mi fe en el hombre, en el hombre hecho a manera y semejanza de Dios. Pero no todos los hombres han recibido la luz de sus buenos maestros. Con el médico estuve parlanchín y referí fluidamente mis dolencias. Estas persisten y por ello me parece propicio pedir que nuevamente un médico me atienda de mis problemas de salud.Quiero la presencia del médico porque quizás pueda hablar con él de tal manera que además de mis males físicos pueda confiarle los dolores que oprimen mi espíritu. Quizás el pueda comprenderme y constituya el madero que en el naufragio llega con su sostén providencial. Si, medito y hablo conmigo mismo para repetirme: el médico me habrá de comprender y tendré por él la posibilidad de llevar a mi familia una comunicación un tanto directa y providencial, portadora de un hálito de fe y esperanza, en esa carrera de desventura que viven los míos. Despliego el envase de cartón de uno de los medicamentos y en su parte interior escribo mi mensaje de desesperado extraviado:” Por favor, doctor, hable a Buenos Aires, al número ... y diga que estoy bien... “.El médico de acuerdo con mi pedido viene nuevamente. La revisación es prolija. Mi relación de mis malestares es sumamente esclarecedora pero reiterativa. El médico observa, escucha, ausculta, toma nota y me aporta su cuota de tranquilidad, expresándome que las nuevas medicaciones habrán de superar los pesares que sufro. En un instante en que el carcelero no observa, discretamente llevo a la mano del doctor mi mensaje y en mis ojos imploro que acepte ese compromiso de solidaridad con un ser humano quebrantado por un injusto cautiverio. La capucha asiente afirmativamente. Pero en ese asentimiento pude ver sus ojos, y nació en mi de inmediato el firme convencimiento de que la capucha es solo estuche de un hombre que está técnicamente preparado para ejercer la medicina, pero carente de sentido de piedad. Más bien es un hombre con cualidad de verdugo. Sí, éste es indudablemente el hombre nacido para manejar el hacha que secciona una cabeza en el cadalso, donde cae brusca, sanguinolenta. Donde un torso y extremidades dan estertores convulsivos al ser tocados por una súbita muerte. Al ver sus ojos he visto la malicia calculadora del sádico, que siendo médico sólo tiene el alma carnicera del verdugo. La negra tela de la capucha que trasunta la mejilla desencarnada de la muerte me espera paciente. En una espera que procura lenta para gozar de mi impotencia y de mi desesperanza, pero se nutre en su ansia fatídica, en que su cautelosa acechanza no será vana. El médico se fue con mi esperanza y mi duda. Amargo sabor de hiel el de esos ojos glaucos y fríos que vi en el orificio de la capucha, ojos de aves voraces que gozan de que la carroña de mi cuerpo sea devorada en amarga espera.La esperanza se desvanece como letras escritas en la arena...

UN DIALOGO TERRIBLE
Después del mensaje frustrado que intentara cursar con el médico, hay una velada obstinación en observarme. Trabajo en mantener limpia y ordenada mi ratonera y estudiar diariamente matemáticas en el texto que me trajeron, además de papel borrador y lápiz. Esto constituye mi evasión y me posibilita la redacción de estos apuntes que hasta hoy he podido esconder de mis trabajos. Mi certidumbre se afianza con la visita de un encapuchado que me dice: “Mayor, no se desespere y no trate de quebrantar su prisión. En la cárcel del pueblo Ud. permanece porque el Ejército al que usted pertenece, lo ha abandonado”.“No estoy abandonado”, le respondo, “estoy acompañado por la fe infinita de Dios y por el amor de mis seres queridos, amigos y mi Ejército, que no me abandonará jamás, porque en él se forjó mi carácter, porque él perfeccionó mi intelecto y porque en él aprendí muy joven a aceptar y saber esperar a la muerte con templanza”.“Usted, mayor, tiene una evidente inestabilidad emocional, y habiéndolo abandonado su Ejército, Ud. puede lograr su libertad.”“¿ Lograr mi libertad a cambio de qué?” “Mayor, Ud. es especialista en armas y explosivos. Acepte Ud. trabajar como asesor para las fábricas de nuestra organización y será libre”“ Por ese precio, no...Sólo la muerte, que sabe a la pureza del fruto no corrompido. Morir, pero por ideales que están al amparo de símbolos que nos conmueven el espíritu con la visión de una nación altiva. Ricas pampas, ríos caudalosos, mocetones que sienten la Patria por la pureza de sus corazones libres y que ignoran cánticos foráneos y estrellas imperialistas de cinco puntas teñidas de rojo.¡ Oh, muerte apetecida, te espero fiel a mi Patria y a mi Ejército!”“Larrabure, Ud. tiene un desequilibrio emocional que no le permite apreciar exactamente su situación. Piense y hablaremos...”“ ¡ Sí, hablaremos para que cada vez que se consolide más mi fe y mi fidelidad!”“ Hablaremos, Larrabure....”

CIGARRILLOS IMPORTADOS
Quedo acalorado, nerviosos, tembloroso, y me arrojo en mi camastro, enardecido. Cuento los pasos de los peldaños de la escalera mientras por la reja mi guardia encapuchado sigue atento a mi actitud, busca la respuesta del diálogo en mi soledad. Tendido de cara al techo miro los ladrillos huecos de cerámica y arcilla cocida. Qué destino impío el tuyo, naciste para techo tibio de un hogar y hoy vives como pared estrecha de celda. Estás enlazado a viguetas de hierro y cemento, cuarenta centímetros me aíslan de la superficie. Arcillas quebradizas, frágiles, el tubo de luz fluorescente con sus cables conductores me pueden posibilitar electrizar la puerta de hierro o la reja de mi celda, pero todo esto es una esperanza, porque siempre están los ojos vigilantes del guardia que me mira silencioso en su capaucha. Hijo mal parido sería trocar este mísero encierro por una libertad física, mientras mi alma se envilece con el fango de estos miserable. Mi capacidad técnica la posibilitó mi Patria para ponerme al servicio de una sociedad, la sociedad argentina. Que no obstante sus imperfecciones ha dado siempre muestras de igualdadad de posibilidades, es una sociedad abierta.Esos, mis encapuchados, se han prestado a una revolución con el desenfreno de la juventud, con cánticos de Marx, de Mao, de Giap, el Che Guevara, Ho Chi Minh y Truong-Chnik en “la resistencia Vietnamita vencerá”. Están en la revolución. Entraron ayer, hoy son sus prisioneros y seguirán, porque hay que seguir como el río que no se detiene, es estar en el deleite de horas de zozobras y de luchas. Mientras me cuidan, fuman, y las volutas del humo de sus cigarrillos importados huelen a burgués y me ahogan en la estrechez de mi pocilga. El asma altera mis nervios y mis sentidos están atentos a que el extractor de aire no me traicione. El humo de los Camel me hace mucho mal. Humedad, humo, y creo sentir croar de ranas, ranitas verdes que podrán mirar las estrellas de un cielo inconmensurable. A diario, motores de automóviles ponen una nota acústica a mi vida. Son mis carceleros, que, atados al desvarío de sus pasiones, son prisioneros de ignorados duendes, integrantes de una organización, en su interior han palpado sus impudicias, el desborde de poder de sus jefes, el cambio de rutas que marcaban los objetivos de su lucha, el nacimiento de una burocracia en su estamento que la torna tan impúdica como la burocracia que era motivo de sus luchas.Pero ya están en el E.R.P., están en un torbellino, y como las aguas buscan un desnivel, éstos “revolucionarios” ruedan y llega un instante que no saben por qué y para qué, pero ruedan. No sería justo objetar la alimentación. Mis carceleros me alimentan bien. Creo que ellos piensan: “barriga llena, corazón contento”. Cuán distante esta mi pensamiento en prodigar alimentación a mi cuerpo para que como una vela no se extinga por falta de estearina. ¡Sin embargo, mi salud decrece, siento altibajos emocionales, insomnio, inapetencia, indisposiciones estomacales y una aguda cistitis. Mi pequeña celda con su inodoro portátil que me retiran a diario, la estrechez, la impotencia y esos ojos de capucha que me vigilan tras la reja crispan mis nervios.

“QUIERO MORIR DE PIE”
“Hago gimnasia moviendo mis brazos y piernas en flexiones interminables, pues quiero fatigarme. La fatiga me prodigará el sueño. A pesar de ello no puedo dormir y debo recurrir al carcelero para que me facilite un barbitúrico. Me entregan un Valium de 5 miligramos. Solamente con la ayuda de esta droga logro conciliar algunas horas de descanso con un sueño profundo y relajado.En este mi retiro obligado medito que es necesario disponer de una profunda vida interior para sobreponerse a la desventura del cautiverio, de la soledad, de la angustia por el recuerdo de seres queridos sin llegar al extravío, a la enajenación. Busco fuerzas en mi espíritu azotado para superarme, para no quebrantarme, para no claudicar, para morir con Dios, que estos pervertidos sin fe apostrofan, pero también tengo lucidez para comprender que en algunos momentos los zumbidos que castigan mi cabeza me sumen en un estado de inconciencia y siento voces hablar de personas muy caras a mi corazón.Calladamente rezo pidiendo a Dios que no me abandone en una locura humillante. Quiero morir como el quebracho que no entrega su figura de árbol rudo sin exigir el esfuerzo del hachero en prolongadas transpiraciones. Quiero morir como el quebracho, que al caer hace un ruido que es un alarido que estremece la tranquilidad del monte. Quiero morir de pie, invocando a Dios en mi familia, a la Patria en mi Ejército, a mi pueblo no contaminado con ideas empapadas en la disociación y en la sangre. ¡Oh, Dios misericordioso, te pido humildemente me concedas esta gracia! ¡Dad a mi espíritu tu protección generosa para que mi vida cese como la serena llama de una vela que se extingue!.En mi calendario, donde marco los días tan amargos de mi cautiverio, hoy tiene para mí una significación muy especial. Me siento convulsionado, angustiado, una profunda pena oprime mi pecho. Me siento sumamente tensionado, nervioso. Mi mente se agita y parece percibir no sé que conjunto de sensaciones extrasensoriales y me invade una desesperante intención de gritar, de llorar, de patear el tabique de mi celda, mientras los ojos vigilantes del joven de capucha siguen inquisidores mi movimiento nervioso en la estrechez de mi ratonera. Por la noche, de cuya llegada me entero por la hora oficial de Radio Rivadavia, ya que en esta cárcel subterránea la vida pasa sin día ni noche, sólo hay la luz de un mísero y precario tubo fluorescente, mis nervios no me permiten conciliar el sueño. En mi perseverante meditación he comprendido que el estado de paroxismo es producido por un hecho irreversible. Siento la laxitud de haber captado un mensaje de despedida de un ser muy querido. Quizá mi esposa, mi madre, mis hijos, mis hermanos. El desasosiego de mi incomunicación me lleva a una gran agitación, pero estoy seguro, convencido plenamente que un hecho luctuoso abate el seno de mi familia.¡ Es una prueba más de Dios, y yo la acepto!. Que negra noche cae sobre mi dolor y mi impotencia... (1)(1). Ese día fallecía la madre de Larrabure

NAVIDAD Y AÑO NUEVO
Las fiestas navideñas son fiestas de hogar, donde la familia cristiana se reune para memorar el nacimiento de Jesús en el humilde pesebre de Belen. Esas reuniones de familia con ecos de agradables villancicos constituyen un bagaje muy caro a la recordación de un cautivo caído en la crueldad de una estrecha mazmorra. Melancólicos recuerdos, lágrimas y una espera sin esperanza, mientras los ojos de avecilla negra que me observan están ausentes de todo calor de cánticos navideños. ¿ Hijos de quien son estos seres? ¿Observan alguna tradición?.Son subversivos sin familia y sin fe. Su tradición es la sangre, su símbolo no la estrella de Belen sino la horrenda estrella roja de cinco puntas.Pero Navidad pasa con una profunda pena en mi corazón y muy pronto el año nuevo, 1975, será quizás el año de mi desenlace. La despedida del año y el escuchar en la noche el ruido de cohetes me atormenta y me sume en una profunda depresión. Pienso en los míos, a quienes la llegada del año nuevo constituye la apertura de un nuevo año y un nuevo sendero sin esperanzas.Estas dos fechas marcan etapas muy dolorosas y siento una depresión que me obnubila. Mi insomnio persiste y comprendo que mi estado emocional sufre alteraciones que se acrecientan. Creo en algunas oportunidades que pierdo el sentido y me sumergo en una somnoliencia que verdaderamente es un estado de verdadera inconciencia. Escucho gritos, voces y sirenas. Este estado anímico tan especial pienso, es producto de un lento envenenamiento a que me someten mis captores. Son frecuentes mis trastornos estomacales: creo que ya estoy al borde del abismo. El 4 de enero sorpresivamente sentí voces de mi hija, y salí en su búsqueda, y me encontré con tres hombres y una mujer joven que hablaban en una habitación. Les ví sus caras y la contracción de sus mejillas, su palidez ante el peligro que supone la presencia inusitada de un hombre cautivo que los encuentra desarmados. Lamentablemente mi estado de alucinación y mi salud quebrantada no me ayudan en la gresca que se origina. Pude pegar, rompí un vidrio, pero fui desvanecido por mis siniestros carceleros y cuando desperté me encontré maniatado de pies y manos en mi camastro. Así permanecí durante tres días en que con más severa vigilancia se me desataba para alimentarme y para usar mi inodoro portátil. Maniatado, dolorido por los golpes recibidos, me sentí afiebrado. Me brindan asistencia médica y luego de ese ... (1)



(1) El relato se interrumpe en este punto. Poco después Larrabure sería torturado y asesinado.
Fuente: Revista Gente , Año 12 Nro. 612 – 14 de abril de 1977.




Pues bien, los "jóvenes que tan solo pensaban diferente" secuestraron a Larrabure el 11 de agosto de 1974 y, después de largos tormentos, terminaron por matarlo el 23 de agosto de 1975.




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viernes, 17 de agosto de 2007

157º Aniversario Fallecimiento General San Martin

"...Sus rasgos fisonómicos eran muy expresivos y simpáticos, su mirada viva y penetrante, sus modales llenos de afabilidad... Su conversación, fácil y jovial, era una de las más atractivas que he escuchado..."
Albert Gérard en "L'lmpartiaí" de Boulogne-Sur-Mer


"La iconografía ha fijado para siempre algunas instancias de aquella etapa de Boulogne-Sur-Mer. La única fotografía del anciano, en esos años, es el daguerrotipo parisino de 1848. Sobre él trabajó su aguafuerte Ed-mond Castan, difundiendo la imágen del gran viejo de cabeza blanca, algo ennegrecido todavía el bigote y las cejas, erguido en su asiento.

La decisión de vender su residencia de Grand Bourg, concretada en agosto de 1849, confirma su decisión de alejarse de Francia. Solamente rescató los muebles y pertenencias de su dormitorio, que trasladó a su habitación de Boulogne-Sur-Mer, y que hoy se hallan resguardados en una sala de nuestro Museo Histórico Nacional, respetando la distribución que tuvieron en los altos de Gérard. Estos muebles revelan la sobriedad del ambiente en que desarrollaba su vida cotidiana, pautada por hábitos estoicos.
En Boulogne-Sur-Mer se agudiza el mal de cataratas en ambos ojos, que empezó a presentarse en 1845 y que había de limitarlo sensiblemente provocándole una acentuada desazón. La ceguera gradual le impidió el goce de la lectura, a la que era tan afecto, y la redacción de sus cartas, de lo que se lamenta en reiteradas ocasiones. También lo obligó a una mayor reclusión y a espaciar sus paseos vespertinos con sus nietas Mercedes y Josefa, por las que tenía entrañable cariño y quienes a veces le servían de lazarillo.
Él mismo había dicho, me resta la esperanza de recuperar mi vista el próximo verano, en que pienso hacerme la operación a los ojos. Si los resultados no corresponden a mis esperanzas, aún me resta el cuerpo de reservas (en evidente alusión castrense), la resignación y los cuidados y esmeros de mi familia.
La anhelada intervención quirúrgica, efectuada en la primavera del año siguiente, apenas si le restituyó algo de su vista. Ese mismo año tuvo un nuevo ataque de cólera y recrudeció su gastritis crónica -qué tanto le afectó en sus campañas militares- con vómitos de sangre y punzantes dolores. También se agravó su úlcera. A fines de la primavera de 1850 se trasladó, para atenuar sus dolencias, a los baños termales de aguas sulfurosas de Enghien, cerca de París. Permaneció allí hasta el mes de julio, recuperándose parcialmente. Sus hijos intentaron disuadirlo de regresar a Boulogne-Sur-Mer, considerando la humedad de su clima, pero fue en vano. Escribe Mariano Balcarce: no pudo, por el mal tiempo, hacer elejercicio que le era necesario; perdió el apetito y fue postrándose gradualmente. Aunque sus padecimientos destruían sus fuerzas físicas y su constitución, que había sido tan robusta, respetaban su inteligencia. Conservó hasta el último instante la lucidez de su ánimo y la energía moral de que estaba dotado en alto grado.
El día 6 de agosto salió a dar un paseo en carruaje - ya que le era imposible hacerlo a pie y volvió tan extenuado que debió ser auxiliado para descender del coche y subir las escaleras hasta su dormitorio. El día 13, por la noche, fue atacado por agudos dolores de estómago y debió recurrir a una fuerte dosis de opio para amenguarlos. Como única manifestación frente al padecimiento, dijo a su hija, que lo asistía con la ternura de siempre: “C'est !'orage qui mene au port! es la tempestad que lleva al puerto!”. Doble delicadeza del padre que se vale del francés y de una metáfora para expresar su sensación del inminente fín y no agravar el dolor de su hija.
Al día siguiente amaneció amortecido pero, en medio de una fiebre alta, se recuperó. En la mañana del 17 de agosto, se mostró con aparente mejoría y pidió pasar a la habitación de su hija y escuchar la lectura de los periódicos.
El doctor Jardón, que lo atendía, lo visitó y aconsejó la asistencia de una hermana de caridad para secundar a Mercedes en la atención que el enfermo requería. Hacia las dos de la tarde rodeando su lecho su hija, su yerno, las niñas y Francisco Javier Rosales -encargado de la representación de Chile en Francia- se produjo una nueva crisis de gastralgia y fue recostado en el lecho de su hija: Mercedes, esta es la fatiga de la muerte... Sus últimas palabras fueron para pedir a Mariano que lo condujera a su habitación. A las tres de la tarde expiró.

Registrado oficialmente el deceso, se embalsamó el cadáver y el día 20, poco después de las seis de la mañana, desafió de la casa de Gérard un reducido cortejo que se detuvo, para un responso, en la iglesia de San Nicolás.
Después, la triste procesión continuó hacia la catedral de Nuestra Señora de Boulogne donde, gracias a los buenos oficios del abate Haffreigue, sus restos fueron depositados en la cripta catedralicia. Allí reposarían hasta su traslado, en 1861, al panteón familiar en el cementerio de Brunoy.

Tres testimonios directos nos ofrecen sus impresiones sobre los penosos días del Libertador en Boulogne-Sur-Mer: las cartas de su yerno y los artículos necrológicos de Félix Frías y de Albert Gérard.

Frías lo encontró durante su último viaje a los baños termales: en algunas conversaciones que tuve con él en Enghien... pude notar un mes antes de su muerte que su inteligencia superior no había declinado. Vi en ella el buen sentido, que es para mi el signo inequívoco de una cabeza bien organizada. Conversó con San Martín sobre Tucumán, Rivadavia, los años de su Tebaida cuyana, el estado actual de Francia y las cualidades de los franceses.
Su memoria conservaba frescos y animados recuerdos de los hombres y de los sucesos de su época brillante. Su lenguaje era de tono firme y militar, cual es de un hombre de convicciones meditadas. Pero, hacía algún tiempo que el general consideraba próxima su muerte, y esta triste persuasión abatía su ánimo, ordinariamente melancólico y amigo del silencio y del aislamiento... Su razón, sin embargo, se ha mantenido entera hasta el último momento.
Frías arribó a la casa de San Martín pocas horas después de su muerte: en la mañana del 18 tuve la dolorosa satisfacción de contemplar los restos inanimados de este hombre, cuya vida está escrita en páginas tan brillantes de la historia americana. Su rostro conservaba los rasgos pronunciados de su carácter severo y respetable. Un crucifijo estaba colocado sobre su pecho y otro entre dos velas que ardían al lado de su lecho de muerte. Dos hermanas de caridad rezaban por el descanso del alma que abrigó aquel cadáver.

Gérard publicó su artículo en "L'lmpartiaí" de Boulogne-Sur-Mer y en él decía de su huésped: El señor de San Martín era un lindo anciano de elevada estatura, que ni la edad, ni la fatiga, ni los dolores físicos habían podido doblegar. Sus rasgos fisonómicos eran muy expresivos y simpáticos, su mirada viva y penetrante, sus modales llenos de afabilidad... Su conversación, fácil y jovial, era una de las más atractivas que he escuchado. "

*FUENTE http://www.rgcgsm.mil.ar/


Óleo, Francisco Madero Marenco

VIDEO SAN MARTIN- INGRESAR : http://www.youtube.com/watch?v=ATa0l-wnZC0

viernes, 3 de agosto de 2007

FRANCISCO MADERO MARENCO en ARANDÚ

EL 20 DE SEPTIEMBRE DE 2007

TALCAHAUANO 949

19 Hs






Entre indios y gauchos - Muestra del 2006

Oct-2006
ARTE RURAL: PINTURAS DE FRANCISCO MADERO MARENCO

Más de 300 personas en la inauguración de la nueva muestra del joven pintor de los pagos del Tuyú.

Una nueva muestra de Francisco "Pancho" Madero Marenco, el joven y exitoso pintor de los pagos del Tuyú, convocó a más de trescientas personas en la vernissage celebrada la semana pasada en Espacio Ag. Y a diario es visitada por la pléyade de adeptos al arte rural, para admirar un conjunto de obras pictóricas conmovedoras para los que aman los temas gauchescos. Pancho tiene apenas 26 años. Vive y sueña en su campo de Madariaga, donde la tradición recobra vigencia a partir de su pasión por el paisaje rural. Una pasión que creció al impulso de su abuelo, el gran Eleodoro Marenco, uno de los más importantes artistas de nuestra historia. Esta es la tercera presentación de Madero Marenco en Espacio Ag. Esta galería se especializó en la cuestión rural, quizá aprovechando la extraña discriminación que sufre esta temática en otros ámbitos culturales, descalificada precisamente por considerarse "figurativa". Pero hay una gran cantidad de artistas que se dejan atrapar por las cosas del campo, su gente y sus paisajes. Y tienen cada vez más público. Lo hemos detectado desde "Clarín Rural": cada vez que publicamos alguna nota sobre arte rural, las consultas taponan a las telefonistas."Otra vez nos encontramos con que al inaugurar la muestra, prácticamente todos los cuadros están vendidos" —dice con una mezcla de orgullo y desazón José Piñeiro Iñiguez, titular de la galería especializada en la temática rural. Gauchos, caballos, escenas de tareas rurales. "Es increíble que no quede casi nada para la venta —prosigue—, porque la producción de Pancho es muy grande. Pinturas que, como en años anteriores, evocan sistemáticamente a los orígenes de una nación cimentada en personajes, actividades y parajes, que Pancho describe con envidiable obsesión descriptiva". "La descripción iconográfica es el resultado de tanta demostración de talento", comenta Piñeiro Iñiguez. Colores, personajes, dibujo, emoción y patria envuelven una muestra" que evoca la memoria de Eleodoro Marenco, Juan Carlos Huergo, o Güiraldes, que forman parte del núcleo selecto de los grandes pintores gauchescos. Precisamente este año se han cumplido diez años de la muerte de Marenco, quien le inculcó a su nieto no sólo el sentimiento de argentinidad que hay en sus cuadros, sino también el oficio de pintor. Y que se refleja en la suma meticulosidad de los cuadros del joven. Malones, trabajos con vacunos, paisanos y caballos empilchados con elegancia y detalle.Francisco Madero Marenco convive entre pinceles y telas, entre caballos y paisanos, ama nuestra tradición y ha reflejado en esta exposición el gaucho, la pampa, el orígen de una Argentina viable reflejado en una tela. Convierte a las telas en documentos casi iconográficos.En la vernissage, los comentarios de los visitantes oscilaban entre el asombro por la calidad de los cuadros, y la seca del campo que ahora se cortó. La muestra finaliza el 30 de octubre, en M. T. de Alvear 1175.

PUBLICADO EN DIARIO CLARIN OCT. 2006

jueves, 2 de agosto de 2007

PARA EL CAIDOR


De nuevo a la pobre arena,
La castiga un cuerpo humano,
Con un golpe soberano,
De esos que valen la pena…
Se me hace que el dueño entrena,
Mas sin buscar acomodo,
Caerse de cualquier modo,
Todo entero, no una parte,
Eso constituye un arte,
El caer con culo y todo.

No hay músculo que resista,
Alrededor de los labios,
Hasta ignorantes y sabios,
Se ríen junto a la pista.
Nombren alguien que resista,
Una sonrisa sin fin,
Caerse así es un trajín,
Una lucha tome y traiga,
Para quedar cuando caiga,
Como botella e jardín.

Cuando alguien es derribado,
Suelen sacarlo en camilla,
Y le muestran la amarilla,
Al bruto que lo ha golpeado,
Queda el mozo desairado,
Le duele el lomo y la cola,
Encima no es una sola,
Casi es record nacional,
En vez de tradicional,
Vestí de dama Española.-

Serapio Joso.

martes, 17 de julio de 2007

ELEODORO MARENCO
















Hace ya unos meses tuve conocimiento de una frase con la que un admirador definió a mi abuelo Eleodoro: ”Eleodoro Marenco es mucho más que un pintor, es un forjador de conciencias”…
Desde la muerte de mi abuelo se produce un fenómeno que no deja de sorprenderme: encuentro a cada paso gente que, sin haberlo conocido personalmente, lo admira, lo respeta y lo quiere profundamente. Como todos sabemos “no se puede querer lo que no se conoce”, pero mi abuelo -sin duda- a través de su obra pudo hacerse conocer, porque trascendió lo puramente pictórico para convertirse en un verdadero referente y ejemplo para muchos argentinos de bien, que quieren a su Patria y que hoy lo recuerdan con tanto cariño.
Su obra, además de ser un documento y fuente de consulta obligada para todos los que buscan la rigurosidad en el tema histórico tradicional, es un verdadero patrimonio cultural, a la vez que nos recuerda valores hoy casi olvidados, transmitiendo el verdadero espíritu del gaucho: su valor, su hidalguía, su sacrificio, su fe…pero también sus errores, aquéllos que tuvo como hombre que fue. ”Al gaucho no hay que sobredimensionarlo, pero tampoco hay que olvidarlo…” ( las textuales palabras de mi abuelo lo dicen todo).
Como dijo otro gran admirador, que no lo conoció tampoco personalmente, ”…Marenco le pintó el alma al gaucho”. Esa alma que uno siente al ver cada figura que mi abuelo estampó en sus trazos, es su alma misma, que hoy está presente en ellos, sus personajes. Ellos, hoy, nos ayudan a ser mejores argentinos.




“Te dejo todos mis hombres y mi caballada…” le dijo, antes de morir, a mi hermano Francisco, dejándole en sus manos un legado que hoy, Pancho, lleva adelante con gran respeto y orgullo.

jueves, 12 de julio de 2007

13 de julio de 1914-2007 - 93º aniversario del nacimiento de Eleodoro Marenco

Eleodoro Ergasto Marenco nació en la ciudad de Buenos Aires, el 13 de Julio de 1914.
Con innato talento y verdadera pasión investigó, dibujó, pintó y esculpió la tradición y la historia argentina por más de 60 años.
Su inclinación artística nació en las vivencias rurales de su niñez, imágenes guardadas en su memoria, que aparecieron con nitidez creciente en sus dibujos y en sus pinturas, cuando la madurez artística se potenciaba con la madurez del hombre.
Marenco persiguió sin descanso la perfección de los trazos. Un minucioso trabajo de investigación histórica precedió sus obras a lápiz, carbonilla, pluma, témpera, acuarelas y óleos. Con el coraje del autodidacta comprometido con su tierra y el afán por retratar con fidelidad las huellas del pasado, el perfil de cada época y de cada personaje, consiguió que sus trabajos se transformaran en verdaderos documentos siendo, aun hoy, máximo referente e indiscutida fuente de consulta para todos aquéllos que buscan la rigurosidad histórica.
El caballo y el hombre de a caballo fueron dos de sus temas primordiales, en las múltiples facetas del gaucho, el indio, el soldado.

Su prestigio ha transpuesto nuestras fronteras a América y Europa.

Su fallecimiento, acaecido el 17 de junio de 1996, dejó un espacio muy difícil de reemplazar, pero su obra continúa viva.

martes, 10 de julio de 2007

Apoyo de la Revista WH



TRADUCCIÓN

- WESTERN HORSEMAN -
Liderando las revistas de caballos desde 1936
Colorado – u.s.a-



Un artista es un artista, en el norte como en el sur. Un caballo es un caballo, en el norte y en el sur... y el cowboy y el gaucho son parte de la misma hermandad de jinetes, tanto en el norte como en el sur.

Por haber llegado a nuestro conocimiento que existe un pedido para bautizar una plaza de la ciudad de Buenos Aires con el nombre del Señor Eleodoro Marenco, la Revista "Western Horseman" aprovecha la oportunidad para declarar su apoyo a dicho pedido, apoyo que conlleva la autorización de los directivos y el personal de la revista así como de nuestra masa de lectores de toda América del Norte.
Con seguridad, al leer esta carta, ustedes se harán por lo menos dos preguntas:
Primero: ¿Cómo se enteró la Revista "Western Horseman" del petitorio?
Nuestra relación con Eleodoro Marenco surgió de un artículo de cuatro capítulos, sobre Argentina, publicado en varias oportunidades en las páginas de "Western Horseman". El autor, Ryan Thomas Bell, viajó a Argentina en el año 2001 para conocer en forma personal y directa la vida del gaucho. En seguida se dio cuenta de que los jinetes norteamericanos se interesarían en la cultura, las costumbres y la historia de Argentina. Los artículos tratan cuatro puntos que son de interés común para los jinetes en todo el mundo: la hacienda, el rancho o la estancia; la fabricación de monturas; el entrenamiento y doma de los caballos; y el trabajo artístico que se inspira en esa forma de vida y la muestra.
En relación al último, la obra de Eleodoro Marenco fue lo primero que recordaron y citaron las personas entrevistadas para la realización del artículo y esas mismas personas son quienes se encargaron de hacernos saber sobre el mencionado petitorio.
Segundo: ¿Por qué a la Revista "Western Horseman" le importa que la petición llegue a realizarse?
Un extracto de un artículo reciente, escrito por A. J. Mangum, editor de nuestra Revista, explica el rol crucial que juega el arte en la documentación de la Historia:


" ... un observador casual puede aprender sobre las formas de vida de la gente en el viejo Oeste, sobre la naturaleza de las ciudades en las que comerciaban, sobre las características de los caballos en los que viajaban y aún hasta sobre las herraduras en las que se apoyaban.
... el trabajo que hacemos nosotros en la actualidad deberá servir como material de investigación para las generaciones venideras, informando a los futuros estudiantes de la cultura del cowboy acerca de las clases de caballos que eran populares en aquellos tiempos hasta las formas de ensillar en uso en el momento y los motivos por los cuales la gente viajaba a caballo."

Este editorial fue escrito en relación a Charles Russel, un artista del Oeste cuyo trabajo documentó la cultura del vaquero de los Estados Unidos durante el período que va desde las últimas décadas del siglo XIX hasta las primeras del siglo XX. Intercambiemos a Charles Russel con Eleodoro Marenco y la editorial de A. J. Mangum seguirá siendo igualmente cierta y válida para este hombre que es el más reconocido, el número uno, entre los pintores del gaucho argentino.
Nosotros guardamos el legado de Charles Russel junto al corazón, como los argentinos seguramente guardan el de Eleodoro Marenco, por su habilidad de haber capturado el momento, al caballo, al hombre de aquel tiempo...
Desde aquí, arrojamos orgullosamente al aire nuestros sombreros vaqueros, en apoyo a la petición que honra el legado de Eleodoro Marenco otorgándole su nombre a una plaza.

En celebración de la hermandad de los jinetes, norte y sur, nuestro más cálido saludo.


RYAN BELL
REDACTOR WH
A. J. MANGUM
EDITOR REVISTA WH




Traducción hecha por Susana (Talvo), de la carta enviada por la direccion de la revista WESTERN HORSEMAN ( la revista de caballos mas importante de EEUU) a mí (GMM) adhiriendo al proyecto plazoleta Marenco

El Gaucho

LA NACION Ed impresa

Publicado
Domingo 13 de mayo de 2007

Cartas de lectores

El gaucho.

Señor Director: "En el ciclo que conduce Diego Valenzuela, Noticias de la historia , por la señal de cable Todo Noticias (TN), trató en su último programa sobre el gaucho. Sentí mucha pena al verlo, sabiendo que este canal se transmite a todo el país y esto significa que lo ve nuestra gente, chicos y grandes, siendo engañados, confundidos y lo que es peor, ofendidos. "Valenzuela, sabemos perfectamente de dónde venimos, quiénes son nuestros antepasados, quién fue el gaucho; no nos explique ni usted ni ningún historiador invitado por usted. Es lógico que digan que el gaucho fue casi un invento; es lógico porque no lo conocen, no saben quién fue. "Cruce la frontera con la provincia, ande unos kilómetros, llegue hasta algún descampado, donde haya alguna casita humilde pero prolija, golpee las manos, lo va a salir a torear (ladrar) algún perro, atrás saldrá una mujer con gesto simpático que le invitara algún mate, quizá tenga suerte y conozca al dueño de casa, que será callado pero tan amable como su esposa, pregúntele quién fue el gaucho, él le dirá y si lo observa bien lo verá a quién busca en él."
Guillermo Madero Marenco guillermomadero@argentina.com

jueves, 5 de julio de 2007

ES LEY! - Plazoleta Eleodoro Ergasto Marenco




Tipo: LEY
Sesión:
28/06/2007

Resumen: DENOMINASE ELEODORO ERGASTO MARENCO A LA PLAZOLETA UBICADA EN YRUPE, COSQUIN, AMANCA Y MONTE, BARRIOS MATADEROS - CIUDAD BUENOS AIRES.
Autor:
SAYA, LIDIA
Bloque:
FRENTE COMPROMISO PARA EL CAMBIO
Tratamiento:
CULTURA

Proyecto PLAZOLETA - Eleodoro Ergasto Marenco








Buenos Aires, 20 de Febrero de 2006
Señor Presidente
de la Honorable Legislatura
Dr. Santiago de Estrada
Perú 130
Ciudad Autónoma de Buenos Aires

De nuestra mayor consideración:
Con motivo de cumplirse, el 17 de junio próximo, el 10º Aniversario del fallecimiento de D. Eleodoro E. Marenco, nosotros –sus familiares, amigos y vecinos- nos dirigimos a ese Honorable Cuerpo con un objetivo que creemos justo y anhelamos concretar: el de homenajearlo en la ciudad de Buenos Aires –donde nació, vivió y murió – bautizando, con su nombre, la plazoleta ubicada en las calles Yrupé, Cosquín, Amancay y Monte, en el viejo barrio de Mataderos.
Dicho barrio tuvo el honor de ser uno de los últimos escenarios donde se vieron llegar nuestros gauchos o reseros que, a principios del 1900, todavía por arreo, llevaban los rodeos de hacienda desde distintos puntos a los ya legendarios “corrales viejos”.
D. Eleodoro Marenco concurría muy seguido a Mataderos, siempre rodeado por los paisanos y reseros que lo querían, respetaban y admiraban.
Tanto fue el cariño que tenía por este lugar, que fue motivo del principio de un trabajo llamado “Los corrales viejos”, que, lamentablemente, nunca se terminó, pero del cual se conservan los bocetos realizados por él.
Hoy, la feria de Mataderos y el Museo del Resero, son lugares obligados para fiestas camperas y lugares donde se recuerda, día a día, al gaucho como en ningún otro punto de la Capital.
Marenco, con su trabajo de toda la vida, quiso rescatar al gaucho del olvido. Hoy, nosotros, queremos rescatarlo a él por tanto sacrificio y amor por lo que hizo: no sólo por su trayectoria y su legado –que es inmenso- sino por su persona que, humilde y generosa, dedicó su vida incansablemente al estudio de nuestras tradiciones, para transmitirnos un verdadero patrimonio cultural a todos los argentinos.
Antepuso siempre su obra a su persona, nunca fue proclive a la exposición pública, no lo sedujo lo material y vivió siempre con austeridad y simpleza. Fue coherente con su esencia: la de ser un auténtico criollo.
En señal de gratitud a tanto sacrificio y dedicación, hoy queremos homenajear al inolvidable “Cacho” Marenco y cumplir – por primera vez- como ciudadanos y principalmente como argentinos, con una deuda pendiente que tenemos con este maestro, incuestionable referente de la cultura nacional.










Homenaje al Bicentenario de la Defensa de Buenos Aires.



El Correo Argentino y el Ejército Argentino presentará la conmemoración “Bicentenario de la Defensa de Buenos Aires, con la acuarela “Combate de Santo Domingo”, acuarela del pintor Eleodoro Marenco (1914-1996), nacido un 13 de julio, en la cuidad de Buenos Aires, en una tradicional familia argentina. Esta evocación de sus antepasados, integrantes de viejas familias patricias argentinas, permite explicar ese profundo y sentido amor por la Patria y las cosas de la Patria que Eleodoro Marenco ha profesado y que trasciende a través de sus obras.